Saturday, August 18, 2007

“La vie en Rose” Olivier Dahan. El canto rosa de una vida triste


Lo especial de la vida de Edith Piaf no es que haya crecido en medio de burdeles, la literatura francesa de finales del siglo XIX está llena de historias similares y Louis Malle ya había hecho famosa a Brooke Shields en “Pretty Baby” (1978) contando la historia de una menor que crece en un prostíbulo. Lo asombroso de la vida del pequeño gorrión no es que ella haya nacido en la miseria y haya sido ciega, Ray Charles y Stevie Wonder han logrado éxitos similares sin poder ver. Lo que atrae de Piaf no es su pasado, ni sus éxitos discográficos, ni su mala suerte en las relaciones amorosas, ni su adicción a la droga; lo que hace la vida de Piaf una vida incomparable es la fuerza que exhibió siempre en medio de un diminuto cuerpo y de las más difíciles circunstancias.

A pesar de tener solo 1, 47 metros de estatura, Piaf tenía una voz capaz de intimidar y cautivar a multitudes de personas; su débil estado de salud pocas veces se antepuso a su deseo de salir a colmar el escenario con sus canciones y su presencia. Una personalidad tan cautivante difícilmente puede ser retratada en los pocos minutos que dura una película de cine. De ahí que acudiera a ver “la vie en rose” (La Môme) con escepticismo, la vida de la Piaf tiene tantos misterios y tantos momentos que fácilmente la película hubiera podido perderse en medio de frívolas anécdotas de farándula.

No pude haber estado más equivocado; “la vie en rose” es una bella obra de arte sobre una gran persona. No es una biografía, es un relato íntimo, una visión personalísima sobre lo que Edith quizás recordó, o pudo haber recordado al final de su vida. Con la licencia que dan los recuerdos, Olivier Dahan se permite recorrer la memoria de la cantante, sin mayores pretensiones históricas. Lo importante en la película no es relatar la vida de Piaf, sino contar sus miedos, sus deseos, sus pasiones, sus rencores y, sobre todo, como todo eso fue convertido en obra de arte cuando el gorrión se dedicaba a cantar.

El director de “la vie en rosa” es un pintor profesional, su película sobre Piaf, quizás pueda entenderse como los colores que la cantante usó para crear su música. Unos colores tristes en un mundo oscuro; una Europa en guerras, una madre ausente, una ceguera temporal, una muerte del amante más querido, una adicción a la morfina, todo eso conformó la paleta que Piaf usó para cantar en rosa. Si Piaf fue grande por transmitir ganas de vivir, sin negar las miserias; la obra de Olivier es bella por mostrarnos los elementos oscuros de una vida y, al igual que la cantante, encontrar tonalidades alegres.

En una de las mejor logradas escenas de la película, Piaf canta por primera vez luego de ser entrenada por Raymond Assó (Marc Barbé) pero nosotros los espectadores no podemos escuchar su voz; al contrario la escuchamos cantar a través de sus gestos, a través de las expresiones de su cara y del movimiento de sus brazos. La escena, imposible sin el talento de Marion Cotillard, nos muestra que la obra de Piaf no es sólo su música, son sus gestos, sus desmayos, su cuerpo endeble, todo aquello que ella constantemente transformó en canciones cada vez que se subió a un escenario.

La película termina con Piaf cantando “Je ne regrette rien” Imposible encontrar mejor y más paradójico final. Quien padeció como pocos el dolor en esta tierra, se despidió del mundo gritando que no lamentaba nada. Tiene razón al hacerlo, al fin y al cabo si ésta es nuestra única vida, quizás nuestro mejor chance sea ver la vida en color rosa, aunque sea negra.

Francia, 2007. DIRECTOR: Olivier Dahan. REPARTO: Marion Cotillard, Sylvie Testud, Gerard Depardieu, Emmanuelle Seigner. 140 minutos. 14 años.


Tuesday, July 31, 2007

10. Unforgivable Blackness, Ken Burns (2004) La historia de la esperanza negra.


Hace pocos días escuche en un programa de NPR una entrevista a un periodista deportivo quien afirmaba que la población estadounidense estaba muy aburrida para hacer de un documental, “An Inconvenient Truth”, un éxito taquillero. Quizás esta afirmación sea cierta, la película de Al Gore es, si mucho, una costosa presentación en Power Point, como algún crítico se atrevió a denunciar.

Unas semanas antes había escuchado, también en NPR, una reportaje sobre una iniciativa (creo que en Nueva York) para incentivar a los niños a estudiar mediante el pago de una suma de dinero de acuerdo a las notas obtenidas. “Estudiar es como trabajar, a uno le pagan por un oficio, también por prepararse para el futuro”, afirmaba uno de los padres que apoyaban la propuesta.

A mí se me ocurre una diferente solución a los problemas del periodista y del padre de familia. Para redescubrir el gozo del aprendizaje, para volver a maravillarnos y sorprendernos con los milagros de la vida, basta ver un buen documental, una obra maestra como “Unforgivable Blackness” de Ken Burns. En este bella película patrocinada por PBS, se conjuga la biografía de un hombre asombroso, Jack Jhonson, con el talento de un director que domina a la perfección el arte de hacer de un documental histórico, un bello collage hecho de las trazas que nos ha dejado el pasado.

Jhonson, el primer campeón mundial negro de los pesos pesados, fue un hombre excepcional. A diferencia de Louis, Jhonson no ocupó el papel destinado por el país del Jim Crow a los negros; desafiante y sonriente, el boxeador ocupó la posición que él creía merecía en la sociedad y no tuvo miedo de seducir y de enamorarse de mujeres blancas, en una época en que la mayoría de estadounidenses eran partidarios de criminalizar el matrimonio interracial.

Ken Burns nos cuenta la historia de este gran hombre a través de los filmes que han sobrevivido y de los miles de crónicas que se escribieron mientras el campeón estaba en vida. Muchos de los extractos de la película son fragmentos de la obra de Jack London quien no sólo era un gran aficionado al boxeo sino un opositor de Jhonson, la razón, London prefería identificarse con los blancos y no con los negros.

“Unforgivable Blackness” no es sólo una película sobre Johnson, el pugilista es sólo un pretexto para contar la vida de los negros durante los terribles tiempos del Jim Crowe. El documental de Burns es una fuerte denuncia contra quienes discriminan racialmente y una bella defensa de aquellos que como Johnson desafiaron los límites impuestos por la sociedad en que vivían. Para quienes amamos aprender, "Unforgivable Blacknes" es una bella invitación a seguir amando la vida a través de seguir aprendiendo.


Ha muerto Bergman y ha muerto Antonioni y a mí que me duelen la muerte de los artistas más que las de los políticos, más que las de los deportistas, más que las de los académicos, me atormenta saber que no estarán más estos dos genios recreando sus mundos en la mágica pantalla del cine.

Ha muerto Bergman, el creador de una de las más bellas escenas jamás filmadas en la historia del cine. La escribió en la cama de un hospital mientras reflexionaba sobre el papel del arte en la vida. Elisabeth Vogler (Liv Ullman, su futura esposa) se encuentra recluida en hospital mental, fruto de una crisis nerviosa. Sola, en su habitación observa en el televisor a un monje budista quemarse vivo en Vietnam; en ese instante, Elisabeth, quien permanecía muda por su crisis nerviosa, grita angustiosamente, como si el dolor del monje budista lo viviera ella pero sin sentir la resignación con la que el mártir ofrendó su vida. Gracias al talento de Bergman y Ullman, uno siente el dolor de Elisabeth, lo siente incluso más fuerte que el del monje; uno lo siente como un millón de escarchas en el cuerpo y no como un hecho más de lo cruel que es la vida reportada en un noticiero.

Ha muerto Bergman, quien en su lecho de enfermo escribió que el arte era como una piel de culebra comida por las hormigas. Elisabeth, artista al igual que Bergman, descubre con la muerte del monje las limitaciones de su oficio. Si incinerarse no es suficiente para llamar la atención del público, si quemarse en público no basta para mover los corazones de los hombres, ¿qué puede hacer el arte para conmover a los espectadores? Los gritos de Ullman son los alaridos del cineasta, son la expresión de su desesperación al darse cuenta que toda su vida, el arte, no tiene sentido.

¿Y si el arte no sirve para comunicar ideas, si el cine no puede conmover los corazones, qué esperanzas tenemos los seres humanos? ¿Acaso, quizás, nuestro único recurso sea la guerra y nuestra única razón sea la del fusil y la de las bombas? Lo paradójico es que la obra de Bergman prueba que el mensaje de su más magistral escena no es cierto, porque si Persona logra hacernos sentir el dolor de Elisabeth más que el del monje, si a través de las imágenes captadas por la cámara mágica del cineasta podemos vivir con más dolor el padecimiento de Elisabeth, entonces, quizás, sea porque el arte, al menos en las manos de genios como Bergman, no es una culebra muerta comida por las hormigas, sino un mágico recurso que nos transforma sin necesidad de violentarnos.

Para la próxima entrega de Sollim en el cinematógrafo... Homenaje a Antonioni.

Tuesday, June 26, 2007

"Imagine John Lennon" (Andrew Solt, 1988)


La primera vez que vi “Imagine John Lennon” fue en la década de los noventa, fue en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, solo, una noche lluviosa. Esta vez pude verla en la comodidad de mi hogar y en compañía de un grupo de amigos que usábamos el filme como pretexto para despedirnos de una amiga fanática del ex-beatle.

Confieso que gran parte de la fascinación que me produjo la obra de Andrew Solt sigue intacta, y es que una película cuyo director de fotografía es Néstor Almendros (Ma nuit chez Mauds, El Infante Salvaje, Amor en la tarde, El hombre que amaba las mujeres y la Elección de Sofía, entre muchas otras) debe tener al menos algo rescatable. Y si al talento de Almendros, se le suma el trabajo de David L. Wolper (Raíces y Willy Wonka y la fábrica de Chocolates), es muy factible que la película sea una obra valiosa. “Imagine John Lennon” lo es. Es un interesante y personal documental que narra la vida del ex-beatle a través de su propia voz, de cientos de horas de grabación que Lennon hizo sobre sí mismo y de entrevistas hechas a quienes lo conocieron personalmente.

La película no cuenta con una voz en off que nos narre la historia; es Lennon a través de la meticulosa selección hecha por Solt quien nos presenta los hechos más significativos de su vida. La apuesta narrativa del director es tan interesante como difícil, en 1995 Solt fracasaría contando la historia del rock usando el mismo método que empleó en “Imagine John Lennon.” La diferencia entre sus dos obras es clara, mientras el documental sobre el ex-beatle presenta una visión íntima de la vida de Lennon, “La Historia del Rock” se pierde en devaneos incomprensibles, en pequeñas historias imposibles de seguir para el espectador.

“Imagine John Lennon” no debe entenderse, sin embargo, como un documental histórico, mas como un filme acerca del Lennon que John imaginó ser. Gran parte del material de la película son grabaciones caseras que el ex-beatle hizo de sí mismo; en ellas se encuentra la imagen que él quiso dejar en las cámaras, parte de la obra dramática que Lennon usó para defender sus ideas y para crear la leyenda que hoy todavía existe. Por eso, porque la película no es un documental histórico mas una versión artística de la historia de Lennon, es entendible que acciones tan reprochables como el abandono de su hijo mayor, Julian, sean comentarios anecdóticos que nunca cuestionan la integridad moral del personaje.

Para quienes admiramos a Lennon y para quienes compartimos sus sueños de paz y no-violencia “Imagine John Lennon” es un bello poema a la obra de un gran artista. Un bello poema cuyo coro es nada menos que Imagine la canción más popular que Lennon escribió como solista. A través de ella, Solt nos cuenta los sueños de un hombre que se atrevió a imaginar un mundo sin guerras, sin religiones y sin propiedad privada. Cada estrofa de la canción introduce un segmento de la película y nos recuerda que quizás seamos sólo soñadores, pero algún día otros se nos unirán y el mundo será uno solo.

Monday, June 25, 2007

Existenz, o el terror de nuestras certezas (Cronenberg, 1999)


Sólo unos meses después de “The Matrix” (hermanos Wachawski, 1999) David Cronenberg estrenó “Existenz”, una película que también cuestiona nuestras certezas sobre la realidad. Sin embargo, en el filme de Cronenberg el reto es mayor, ya que en esta historia de juegos verdaderos y realidades virtuales, el espectador nunca sabe qué es lo real de todo lo que está viendo.

La película empieza cuando un fanático intenta asesinar a Allegra Geller (Jennifer Jason Leigh) quien se encuentra con otros participantes jugando Existenz, el último juego virtual que ha creado. Gracia a la ayuda de Ted Pikul (Jude Law), Allegra logra escapar. La fuga da inicio a una serie de juegos virtuales que conducen a varios niveles de realidad en los cuales Cronenberg utiliza toda su magia para crear su típico horror biológico, con figuras mutantes que atemorizan a los personajes principales pero que a su vez les abren las puertas para otras realidades virtuales más entretenidas.

Mientras escapan, Pikul y Allegra encuentran a Gas ( William Dafoe) un mecánico que pese a admirar Allegra por crear un juego que le permite ser Dios, (un Dios mecánico, afirma sonriente Gas) decide traicionar a los personajes principales. Milagrosamente Law y Jason Leigh logran escapar, para caer de nuevo en otra redada de juegos virtuales y traiciones. Pese a ser un papel secundario, la actuación de Dafoe y el diseño de la película son quizás, lo más convincente del filme. En un mundo rural, precario (no aparecen nunca ningún electrodoméstico) y lleno de criaturas inverosímiles, Cronenberg logra crear un terror metafísico, que cuestiona nuestras certezas sobre la realidad.

Pese a no contar con los efectos especiales de “The Matrix”, “Existenz” plantea un reto mayor para el espectador. Mientras que en la película de los hermanos Wachawski, el espectador cuenta con suficientes elementos para diferenciar lo real de lo virtual, en Existenz esta labor es imposible. Ni siquiera al final, cuando Allegra retorna a la realidad, después de asesinar a Ted, y se encuentra con todos los personajes del juego. En una brillante escena, los personajes principales, luego de asesinar al “real” creador de la aventura se encuentran con uno de los participantes, quien asustado afirma: “es esto parte del juego, ¿no?” Ted y Allegra se miran, porque saben que nunca podrán responder esta pregunta.

Escrita y dirigida por David Cronenberg; director de fotograf[ia, Peter Suschitzky; editada por Ronald Sanders; música de Howard Shore; producida por Robert Lantos, Andras Hamori y Cronenberg; Dimension Films. 90 minutos. Con: Jennifer Jason Leigh (Allegra Geller), Jude Law (Ted Pikul), Ian Holm (Kiri Vinokur), Don McKellar (Yevgeny Nourish), Sarah Polley (Merle) y Willem Dafoe (Gas).

Saturday, June 16, 2007

5. La Reina, la tradición no está rota (Frears, 2007)


El grato recuerdo de una de las últimas películas de Frears,"Dirty Pretty Things" (2003), y los buenos comentarios que había leído sobre "The Queen" me ilusionaron con la calidad de la película. Sí, es cierto, a mí también me sucede lo que a muchos otros, uno llega a cine convencido de que va a ver una obra selecta y termina insultando a todos aquellos que le aconsejaron ver la película.

Pues bien, con "The Queen" casi me pasó lo mismo, pero luego me convencí que el equivocado era yo. La verdad es que todo conjuraba para que The Queen me pareciera una película horrible; quizás no exista tema que me produzca más repugnancia que las crónicas del Jet Set y de la monarquía ¿Cómo explicar, cómo entender que millones de personas gasten sumas cuantiosas de dinero y de tiempo para mantener un célebre grupo de parásitos? ¿Alguien podría explicarme, qué bien le hace a la sociedad inglesa, ese grupo de personas que gasta millones de libras esterlinas mientras muchos de sus súbditos apenas logran vivir dignamente?

La calidad de la película puede juzgarse por el hecho de que me olvidé de mis críticas a la realeza mientras vi la obra de Fears; quizás porque The Queen es un retrato humano de un ser desolado que ve como su poder y su Imperio es remplazado por la imagen mediática de Diana Spencer. A través de la maravillosa actuación de Hellen Mirren y de la sutil dirección de Frears, la película ofrece una íntima y profunda visión del mundo de la Reina Elizabeth; un mundo que se derrumba con la llegada de la frivolidad de los nuevos reyes del espectáculo.

En el medio de la película la reina observa como asesinaron y degollaron a un ciervo que ella admiraba por su belleza; el ciervo representa la nobleza que ha sido depuesta por un mundo sin reyes, pero con actores y cantantes. Al entierro de Diana no asistieron princesas, pero si fueron Elton John y Pavarotit, las nuevas altezas sin corona.

Bueno, no todo está perdido, al final Tony Blair recupera a la reina de la muerte mediática a la que la tradición la estaba llevando y así podemos ver cómo el más modernizante de los primeros ministros ingleses termina legitimando la tradición británica. Bonita ironía nos deja como enseñanza esta película.

Dirigida por Stephen Frears; escrita por Peter Morgan; director de fotografía, Affonso Beato; editada por Lucia Zucchetti; música de Alexandre Desplat; producida por Christine Langan, Tracey Seaward y Andy Harries; Miramax Films. 103 minutes. Con: Helen Mirren (the Queen), Michael Sheen (Tony Blair), James Cromwell (Prince Philip), Sylvia Syms (the Queen Mother), Alex Jennings (Prince Charles), Helen McCrory (Cherie Blair), Roger Allam (Sir Robin Janvrin) and Tim McMullan (Stephen Lamport).

4. Solo con tu pareja, el triste inicio de Cuarón (Cuarón, 1991)


Solo con tu pareja fue una de las primeras películas de Alfonso Cuarón. El guión, escrito por el mismo director en compañía de su hermano es una burda copia de varios episodios de comedias norteamericanas. Nuestro Don Juan, Tomás Tomás (Daniel Giménez Cacho) se ve en la situación de tener dos mujeres al mismo tiempo, una (su jefa) en el apartamento de sus amigos un piso abajo, la otra en su propio apartamento; similar situación había sido usada por la comedia estadounidense Tres es Compañía cuando Jack Tripper mantiene tres relaciones al mismo tiempo, cada una en un apartamento diferente.

En venganza a la acción realizada por Tomás Tomás, Silvia Silva (Dobrina Liubomirova) decide cambiar la prueba de ELISA de Tomás para hacerle creer que tiene Sida; desesperado, Tomás decide cometer suicidio junto con su vecina, quien está deprimida al descubrir que su prometido le es infiel con una azafata.

Al final, el vecino de Tomás logra salvarle la vida justo antes de que cometa suicidio; su vecina, decide conservar su vida pues un repentino amor por Tomás la ha convencido que no vale la pena suicidarse.

La película debe mucho a los primeros trabajos de Almodóvar, particularmente a Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) película que había sido recientemente nominada al Oscar como mejor película extranjera cuando Solo con tu pareja fue escrita. Cuarón, sin embargo, no logra establecer el grado mínimo de veracidad que requiere una farsa. Uno nunca entiende porqué Tomás es un seductor o por qué su vecina decide suicidarse. Aunque la película tiene momentos entretenidos, es difícil ver en ella el genio que Cuarón exhibiría en sus más recientes películas.

Producida y dirigida por Alfonso Cuarón; escrita por Alfonso Cuarón y Carlos Cuarón; director de fotografía, Emmanuel Lubezky; editada por Alfonso Cuarón; ediata por Alfonso Cuarón y Luis Patlán; música por Carlos Warman y Mozart; IFC First Take. At the IFC Center, 93 minutes. Daniel Giménez Cacho (Tomás), Claudia Ramírez (Clarisa), Luis de Icaza (Mateo), Astrid Hadad (Teresa), Dobrina Liubomirova (Silvia) and Isabel Benet (Gloria)