Saturday, June 16, 2007

"Total Recall" El Desafío de estar despierto.


Pese a que nunca vi Desafío Total (Total Recall, Verhoeven 1990) durante mis estudios de Secundaria, las discusiones sobre esta película son uno de los recuerdos más vívidos que tengo de mi último año de Colegio. Ahora mismo, mientras escribo este artículo, me parece escuchar a Juan Carlos defendiendo la que entonces era la última película de Schwarzenegger ante mi desinterés por el cine que no era “culto”.

La última película de Verhoeven (Zwartboek, 2006) y la recomendación hecha por Christopher Falzon en su libro Philosophy goes to the Movies hicieron que cambiara de opinión y decidiera ver la versión en DVD del filme. Después de una década debo confesar que Desafío Total es una película interesante que genera suficientes preguntas como para ser invitada ideal en una clase de introducción a la filosofía.

Hay tres posibles lecturas de Desafío Total. En la primera, Douglas Quaid, (Arnold Schwarzenegger), frustrado ante su trágica cotidianidad (como diría Papini), decide acudir a una compañía para que le implanten una memoria con un viaje de vacaciones a Marte. Justo cuando la operación empieza, Douglas empieza a revelar que él es Hauser, un secreto miembro de la Agencia. Asustados, los miembros de la compañía implantadora de memorias deciden borrar los últimos recuerdos de Quaid.

Douglas no es, sin embargo, un hombre normal Él es un agente secreto que no teme matar y arriesgar su vida con tal de cumplir con la misión encargada. Pese a los esfuerzos de los manipuladores de recuerdos, Quaid termina recordando su identidad e iniciando una aventura que terminará con la salvación de Marte gracias a su arriesgada labor y a unas cuantos homicidios.

Hay una escena que sin embargo contradice esta lectura. En la mitad de la película, aparece el doctor Egerman (Roy Brocksmith) quien -al igual que Gérrard Barray en Abre los Ojos- le informa al personaje principal que la realidad que éste ha vivido es sólo un sueño. Para volver a la realidad, Quaid debe tomar una píldora (sí, igual que en The Matrix), sin embargo, una gota de sudor en el rostro de Egerman le convence que lo vivido no es un sueño, sino la realidad. Antes de morir, Egerman le cuenta a Quaid todos los hechos que sucederán en la película hasta su final ¿si lo vivido hasta ahora es sólo un sueño, cómo es posible que alguien pueda predecir con perfecta exactitud todo lo que luego sucederá en el filme?

Para quienes una gota de sudor no es suficiente argumento para diferenciar lo real de lo onírico, existe otra posible lectura de la película. Desafío Total puede leerse como la historia de un obrero que vivió una aventura inolvidable gracias al implante de memoria que le hicieran en una sofisticada agencia de sueños del futuro. El filme, de acuerdo a esta interpretación, es un viaje a través del subconsciente de un obrero que aspira ser un agente secreto.

Si Quaid realmente sueña, las escenas de él peleando y asesinando a su esposa (Sharon Stone) no son más que deseos reprimidos y no una absurda escena, apenas digna de uno de los previos filmes de Schwarzenegger. Los múltiples asesinatos de Quaid y las aburridas escenas en que él inverosímilmente escapa de decenas de redadas y engaños por parte de los policías de la agencia pueden entenderse como los recuerdos de lo que Quaid ha visto en el cine. En otras palabras, Desafío Total, no es más que las fantasiosas proyecciones del subconsciente de un obrero, ambientadas por las escenas de los pésimos filmes, estilo Schwarzenegger o Stallone, que Quaid ha sufrido a lo largo de su vida.

Verhoeven mismo parece favorecer esta interpretación; al final de la película, Quaid le dice a Melina (Rachel Ticotin) que le asalta un miedo, quizás todo lo vivido ha sido un sueño, pero él no quiere despertar. Incluso, el final, casi idéntico a muchos de las pesadillas que Quaid tenía antes de que le hicieran el transplante de memoria, sugiere que todo lo visto hasta ahora es sólo una fabricación de sus frustrados delirios de grandeza.

La estructura de la película contradice, sin embargo, la interpretación onírica. Nada en Desafío Total sugiere algo distinto a una narración en tercera persona en la que el director nos cuenta la realidad de lo sucedido en la vida de este obrero/agente del futuro. Casi la mitad del filme está hecha con base en información que Quaid jamás tuvo, en hechos que no podrían estar almacenados en la memoria del protagonista.

Es posible, sin embargo, evitar las contradicciones de las dos previas interpretaciones. Desafío Total puede interpretarse como una historia que nos recuerda que a más de trescientos años de las incertidumbres cartesianas, todavía hoy no contamos con argumentos suficientes para probar que nuestra realidad no es un sueño. Nosotros, los espectadores, jamás sabemos si Quaid sueña o no, si sus muertes son sólo parte de una repetida y casi obscena película o parte de una elaborada creación de su subconsciente.

Hay tres, al menos, posibles lecturas para Desafío Total. Es éste el principal triunfo de Verhoeven, usar el sueño del cine para recordarnos, una vez más, los límites de nuestras creencias.

Dirigida por Paul Verhoeven; Guión: Ronald Shusett, Dan O'Bannon y Gary Goldman, Inspirada en el cuento ''We Can Remember It for You Wholesale'' de Phillip K. Dick; director de fotografía, Jost Vacano; editor Frank J. Urioste; música de Jerry Goldsmith; producida por Buzz Feitshans y Mr. Shusett; Tri-Star Pictures. 116 minutos

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